miércoles, 16 de mayo de 2018

Por el perdido Camín de los Beyuscos a Llagos de Jesús y Peñallava.

El Camín de los Beyuscos.
Rubriellos - Derrabáu - Cueva Negra - Llagos de Jesús - Peñallava - Güembres.
Travesía de Puente Vidosa a Ribota de Sajambre.
- Desfiladero de Los Beyos -
"La Entalladura Fantástica"


(Porra Gonzalo)

El Desfiladero de Los Beyos, impresionante angostura tallada en la caliza que el Río Sella dibuja, entre Cobarcil y Ceneya, en su curso natural hacia el mar.
Territorio de suma belleza, pero salvaje, muy escarpado; tan bravo que ya el montañero Paul Labrouche, comparando a esta entalladura con otros cañones espectaculares, la calificó de la siguiente manera:
El desfiladero del Sella es mucho más escarpado que los otros desfiladeros célebres; Pierre-Lis y Saint-Georges en los Pirineos del Aude, el Fier en Saboya y la Vía Mala en los Grisones, la Chiffa en el Atlas, la Grieta de Kakhoueta en el Valle de Soule y la Calle del Infierno en el Lis, pueden solas dar, en muy pequeño, la imagen de la entalladura fantástica en que los ingenieros castellanos lograron hacer pasar una carretera.
 Terreno muy complicado, tanto es así que resulta difícil imaginar el asentamiento humano entre estas verticales e inverosímiles paredes. Sin embargo, es en estos abruptos "beyos"-acepción local que describe estos pasos angostos- que forjaron durísimamente su vida los pastores "beyuscos", quienes esforzada y sufridamente, domaron las alturas y gargantas de este extraordinario mundo de abrumadores e inquietantes desventíos.
Es por la vertiente oriental de este atormentado universo -que se corresponde con los contrafuertes del Precornión- que discurre una increible y ya perdida senda, usada desde muy antiguo como vía de comunicación entre los asentamientos de este margen derecho del Sella y que daba salida a Sajambre:
El Camín de los Beyuscos.
Pero el paso del tiempo va borrando los senderos y la Naturaleza reclama lo que es suyo, por lo que el recorrer estas imposibles laderas se torna difícil. Si bien resulta una experiencia única, y hasta con cierta carga emotiva por la dura y sufrida vida que aquí se desarrolló.

Se trata de una ruta de alta dificultad por caminos ya perdidos, que requiere una orientación precisa, a riesgo de acabar en zonas muy escarpadas y peligrosas.
Los desniveles a salvar son muy importantes con potentísimas pendientes; terreno nada recomendable en condiciones invernales y con gran riesgo de aludes.
Se hace necesario bregar con la vegetación y, en según qué época del año, puede ser impenetrable, por lo que no lo recomendaríamos en verano.

Cartografía IGN 1:25000 Hojas 55-3 y 80-1

Cota mínima: 290 m.
Cota máxima: 1460 m.
Desnivel máximo: 1170 m.
Desnivel positivo acumulado: 1860 m.
Desnivel negativo acumulado: 1550 m.
Distancia: 13 km.
Tiempo: 9 h (Con las paradas).
Inicio: Pte. Vidosa (Ponga).
Final: Ribota (Sajambre).

Primer sector: Pte. Vidosa - Rubriellos - El Estosu - Derrabáu.


Comienza nuestra andadura en Puente Vidosa (290 m), entre el K 134 y el K 135 de la N-625 que, desde Cangas de Onís, sube al Pontón.
Desde el mismo aparcamiento ya vemos la cascada del Aguasaliu, a cuya base nos tenemos que aproximar. Arroyo que desciende encajonado entre musgosas y frondosas paredes para tributar sus aguas al Sella, que por aquí discurre.
Debemos entonces pasar a la parte trasera de la antigua venta, hoy reconvertida en hotel, para tomar el camino que nos ascienda a la cola de caballo.

Y por donde vemos, entorno al barranco, todo un entramado de tirolinas, puentes tibetanos, y demás ferretería que, a nuestro parecer, afean un poco el entorno. Aunque, al que le gusten estos temas, seguro que lo encuentra interesante.

En nada alcanzamos el Aguasaliu que, con su salto de 20 m y abundancia de agua, se muestra así de impresionante.
Cascada que nace en la llamada Cueva de Todos los Santos bajo las sierras de Rubriellos, de las cuales se nutre.

Cruzamos el arroyo del Aguasaliu por un puente desde el cual tenemos vistas al complejo hotelero de Puente Vidosa, en este margen derecho del Sella.
 En el otro margen, vemos el inicio de la carretera que comunica con San Juan de Beleño, subiendo primero por el Valle de Santangustia hacia Viegu y Collada Llomena.

Y ya tomamos el serpenteante camino que, con algún tramo armado, asciende por el Monte la Regata siguiendo tendencia meridional, ganando altura sobre el Sella y pasando primero por entre los Praos de los Ñozalones.

Siempre en ascenso, iremos dejando por nuestra derecha las peligrosas praderías de Los Purgatorios, y enseguida llegamos a la cuadra de La Batuda (460 m), sobre la que se extiende la ería del mismo nombre, siendo antesala de Rubriellos.

Pocos metros más adelante, nos topamos con el camino cerrado de vegetación, por lo que cortamos por unos bancales, seguramente destinados en su día a huertas.
Accedemos así a la fantasmal aldea beyusca de Rubriellos (510 m).

Aldea en completo abandono, al parecer desde los años 70 del pasado siglo, y ya devorada por la vegetación, donde aún encontramos vestigios de la vida diaria, por lo que talmente parece que el tiempo se hubiera detenido en este fantasmagórico lugar .

Tiempo al que aún desafía un hórreo beyusco que se yergue en relativo buen estado -veremos los restos de otro- con su característico techado a dos aguas, a la derecha del cual continúa nuestra senda en ascenso.

Abandonamos Rubriellos y recorremos entonces un guapo tramo donde las armaduras del camino salvan la verticalidad de estas frondosas canales, y la senda vuelve a empinarse en demanda del Colláu Cocoba.

Al otro lado del desfiladero, vemos la mole del Carriá y la Roble, con la localidad de San Ignacio colgada en sus laderas.

Ganamos altura con fuerza donde, la zigzagueante senda ya próxima a Cocoba, se acaba pegando a las paredes calizas, en las cuales observamos los restos de antiguos apriscos para el ganado.
Estamos ascendiendo por los duros recuestos de La Canal.

Así nos aupamos al Colláu Cocoba (750 m), desde donde comenzamos a tener muy buenas vistas del desfiladero, cuyo fondo va quedando muy abajo.

También vemos por primera vez los pastos del Derrabáu, y la pindia subida que, a continuación, nos espera por el Monte los Valleyones hacia el Cuetu Estosu.

Pero no queda otra que perder algo de altura, descendiendo por la Pradería de Cocoba y dejando a nuestra izquierda la Solallambriona, para caer a la cabecera del Valle de Llaganozos (725 m), continuando la senda primeramente hacia la Mata Cocoba.

Y, seguidamente, comenzamos a remontar, en dura subida y numerosas revueltas, el Monte los Valleyones, dejando a un lado la Cueva Cabriza, dedicada en su día a establo, hasta alcanzar, esforzadamente y pasando junto a antiguas murias, el collado del Cuetu Estosu.
Por lo menos en esta época el sendero se sigue bastante bien, pero debemos cruzar alguna zona pindia y rebosante de humedad que la hacen resbaladiza.

Colláu del Estosu (900 m).
Lugar donde se encuentran las ruinas de una cuadra y que resulta ser un buen balcón. En este caso hacia Peña Ñorín y Peña Subes, con el valle Llorgosu que desciende del Colláu Torbenu, entre ambas y en el margen izquierdo del desfiladero.

Vemos las pindias praderías de la Valleya el Estosu, así como el Cuencón del Derrabáu, que se precipita sobre los abismos del desfiladero.

Enmarcado entre el Cuencón y la Peña Ñorín, el desafiante Niajo, baluarte que vigila la entrada a Asturias desde tierras de Sajambre.

A partir del Estosu, el camino parece que desaparece, o no nos fijamos bien; el caso es que tomamos la opción de remontar en dura subida directamente por estas pindias praderías de la Valleya el Estosu, hasta saltar la alambrada que hay en la parte superior de protección para el ganado.
Seguro que hay una opción mejor, pues arriba vamos a ver unas cuantas vacas.
Esta aproximación final al Derrabáu, la verdad que se va a hacer larga; parece que está ahí mismo pero no, nunca acabas de llegar, y menos mal que hoy no nos castiga el sol.

Potente e inclinada subida, paliado en parte el esfuerzo por las espectaculares vistas que tenemos.
Siempre con tendencia a la izquierda, evitando los peligrosos desventíos del margen derecho.
La alambrada para evitar que el ganado se despeñe puede ser una referencia a seguir.

Pasada la Valleya el Estosu, continuamos en fuerte ascenso por la Cuestona del Derrabáu, bajo la canga del mismo nombre. Por aquí se adivina el camino, que nos lleva a pasar junto a la fuente del Pláganu (1004 m) de la que, por supuesto, nos abastecemos.
Seguimos la alambrada en ascenso hacia la izquierda, hasta alcanzar la caliza de la base del Jucantu y la saltamos, continuando en casi horizontal travesía sobre el Cuencón, zona esta que no recomendaríamos cruzar con nieve, al ir colgada sobre las verticalidades que se precipitan al abismo. Aunque el terreno es fácil, no está de más prestar cierta atención.

Por fin alcanzamos las maravillosas praderías del hombro del Derrabáu (1160 m), a los pies del Jucantu y colgadas sobre el desfiladero, donde vemos numeroso ganado, lo cual es motivo de alegría al ver que estos pastos están aún en uso. También los restos de la antigua majada del Cuetu, perteneciente a Rubriellos.

Sin duda estamos en uno de los más grandiosos espectáculos de Los Beyos.
Prácticamente han sido 1000 m de desnivel en algo menos de 3 km, pero el esfuerzo tiene su recompensa.

Una panorámica de este atormentado y espectacular universo de Los Beyos hacia el curso alto del Sella.
Muy abajo, en el fondo del abismo, se adivina la carretera N-625 que sube al Pontón, antigua C-637 Sahagún - Arriondas.
Faraónico y difícil proyecto de mediados del S.XIX, que se terminó a finales de dicho siglo y cuyas obras se extendieron durante veinte años.
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Segundo sector: Derrabáu - Ñabiosu - Les Cruces - Traminguera - Cueva Negra - LLagos de Jesús - Peñallava.


Abandonamos el hombro del Derrabáu y continuamos hacia el Sur para dirigirnos al -para nosotros desconocido- mundo de Rues, sobre las riegas de Viarcellos, Les Cruces y Trespuniellos, por donde continúa el perdido Camín de los Beyuscos. Inverosímil tramo de la antigua senda que discurre de hombro en hombro, serpenteando por la bravura de estos beyos y que nos va a llevar hasta LLagos de Jesús, ya en tierras de Sajambre.
Terreno vertical y hostil, muy salvaje; sin embargo, cada canga, cada canal, cada collado que vemos, fue en su día intensamente pastoreado por estas endurecidas gentes beyuscas.
Toca perder altura.
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Descendemos hasta los límites de los pastos del Derrabaú que se corresponden -si no nos equivocamos- con la majada de La Braña, perteneciente a Casielles.
Impresionantes los murallones calizos del territorio Rues, con la llamativa aguja del Forcáu Blancu, que marca la divisoria de los sectores Rues de Acá y Rues de Mediu.
Al fondo vemos la riega de Trespuniellos, argallada de nieve y que más tarde tenemos que cruzar; a ver cómo está eso para pasar.

Bajo los desventíos de Rues de Acá, caemos en fortísima pendiente al Valle Ñaceru siguiendo una sutilísima traza, para cruzar luego la cuenca superior de la riega Viarcellos, que vemos también argallada de nieve. A continuación debemos remontar el hayedo hasta alcanzar el collado del Cuetu Ñabiosu. El tema es que esa cuenca se encuentra poblada de una buena mata de avellanos.

Cruzamos fácilmente la lengua de nieve que cubre la riega (930 m), aunque con tiento por la pendiente.
En cierta forma, nos viene hasta bien, al tapar el argayo buena parte de la mata pero, ya en el otro margen, no queda otra que "fozar".

Incluso tenemos que "humillarnos" si queremos pasar.

Vista atrás, vemos el pindio tobogán que acabamos de descender por el Valle Ñaceru desde el Derrabáu.

Pero los avellanos dan paso al hayedo y la cosa mejora radicalmente; incluso seguimos por marcada traza. Seguramente debido al paso de venados y demás animales salvajes.

Atrás dejamos la Riega Viarcellos con su lengua de nieve, que hemos cruzado sin gran dificultad pero con cierto cuidado pues, como podéis ver, tiene pendiente. A ver qué nos encontramos al llegar a la de Trespuniellos.

Y este lugar del Monte Ñabiosu no puede ser más espectacular e idílico.
Una maravilla de hayedo con su "eléctrico" verde primaveral.

Fácilmente, y disfrutando de este entorno, vamos remontando hacia el collado.

Así nos aupamos al Colláu Ñabiosu (984 m).
No hay palabras, sencillamente espectacular.
Todo un mundo salvaje de verticalidades y sucesivos toboganes que vamos a recorrer hacia las inmediaciones del imponente Pico La Plana.
Primero hacia el Colláu Les Cruces, luego por los de Traminguera hacia la Riega Trespuniellos, desde donde iniciaremos el inclinadísimo ascenso hacia el Colláu Acéu por la Ingiesta d'Arriba.

Los muchachos aprovechan para asomarse al Cuetu Ñabiosu en un momento.
Personalmente, hoy las cumbres tienen un carácter secundario, siendo protagonista la increible senda que recorre estos parajes de ensueño.

Atrás dejamos los desventíos de Rues de Acá coronados por La Cabritera.

Y nos vamos hacia el territorio de Rues de Mediu; toca perder altura una vez más hacia la vaguada que decae sobre el valle de Los Quiegos, previa a Las Cruces.

Inclinadísima bajada; muy, pero que muy pendiente, donde hay que poner atención. Esto en condiciones invernales sería bastante peligroso.

Alcanzada la cabecera de la vaguada (870 m), toca luchar otra vez con una nueva mata de avellanos desde donde, vista atrás, vemos la pronunciadísima pendiente que acabamos de descender desde el Colláu Ñabiosu.

El corto tramo de avellanos da paso al hayedo por el cual, en ligero y cómodo ascenso, alcanzamos el Colláu Les Cruces, con lo que queda de la majada homónima (890 m).

Desde Les Cruces, continuamos en cómodo ascenso por el bellísimo hayedo.

Y alcanzamos el siguiente hombro, Traminguera (920 m).
Otro lugar de ensueño.

Ya estamos cerca de las profundidades de Trespuniellos y, a priori, da la impresión de que la opción más amable de subida, en busca de las inmediaciones de La Plana y una vez superada dicha Riega de Trespuniellos, sería ascender hacia el Colláu Güergu por la Ingiesta de Güergu, pero no, la senda se dirige al collado superior del Acéu, subiendo por la Ingiesta d'Arriba.

Abandonamos Traminguera en otro pronunciadísimo descenso, en busca de la senda que pasa sobre los desventíos que decaen a los infiernos de Robequeru y Trespuniellos.
Es importante dar con el paso -no evidente- que salve estos abismos y prestar cierta atención.

Pero una vez en el hayedo, el camino se aprecia mejor y nos lleva a pasar por otro lugar idílico:
La Juentona Les Cruces (890 m).
Nacimiento de la Riega Les Cruces, donde el agua brota de la peña y, en una vertical caída sobre los cortantes de Robequeru, entrega sus aguas más abajo a la de Trespuniellos.

Continúa marcado el sendero por el hayedo en ligero ascenso y apartándose un poco de las verticalidades.

Pero la aparición de una nueva mata de avellanos nos indica que estamos llegando a Trespuniellos donde, al alcanzar la riega (927 m), nos espera lo peor.
Si en Viarcellos pasamos por debajo, aquí no queda otra que trepar por encima. Luego cruzamos con precaución la nieve del argayo, para buscar el paso más cómodo -por decir algo- en el otro margen, que resulta ser pegado a la caliza y donde los avellanos se "doblegan" mejor.

Hacia arriba vemos esta enorme lengua de nieve que cubre la riega y proviene de las alturas de Los Conquerones Rues de Allá, o del Cabu

Librada la muralla de avellanos, abandonamos el territorio Rues para subir por la Ingiesta d'Arriba hacia el Colláu Acéu.
Aquí la senda se pierde totalmente y el ascenso se vuelve realmente demencial en su inicio.
Sumamente pendiente, debemos progresar con mucho tiento y literalmete agarrados a la argaña, asegurando bien cada paso. No serán más de 60 m, pero pindios de narices; de lo peor del día.

Pero la cosa mejora, debemos entonces ir derivando hacia la derecha en busca del cortado que cae al Colláu Güergu, con el llamativo baluarte de la Porra Gonzalo.
Preciosas vistas, donde se aprecia parte del recorrido que hemos hecho desde el Derrabáu.
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Siguiendo el cortado hacia arriba, continuamos en fuerte ascenso por el hayedo, aunque se trata de una subida más amable que la inicial.

Colláu Acéu (1060 m).
Espectaculares las vistas que se abren ante nosotros sobre el Valle de La Provia, donde destaca el poderoso Pico La Plana, también conocido como Frailón.
Cierran el margen izquierdo del desfiladero los tremendos murallones que, desde Peña Ñorín, se descuelgan por el Teyéu de Angoyu hacia el Colláu Pedamoñu.
Al fondo, y detrás de la entalladura de los Andamios, vemos incluso la localidad de Viboli.
Aquí el Camín de los Beyuscos pierde altura para arrimarse a las verticales paredes del Llambriu, luego, por Les Valleyines de Güergu, sube hacia el Colláu Posadoriu y camperas de Roxena, a la izquierda de La Plana, para finalizar ya en los plácidos pastos de Llagos de Jesús.
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El tema es que, por nuestra izquierda, vemos la enorme oquedad de Cueva Negra, bajo el Cuetu Palombu.
No nos resistimos y decidimos ascender hasta allí para conocerla, apartándonos por lo tanto del camino.

Comenzamos entonces a remontar, buscando los mejores pasos y con cierto cuidado a los desprendimietos, la abrupta pedrera del Pandal de Cueva Negra, canal flanqueada por las verticalidades de los Picos de Cueva Negra y Cuetu Palombu.
Subida esta que va a cundir bastante pues la cueva, debido a su tamaño, parece que está ahí mismo pero, en realidad, no está tan cerca.

Cueva Negra (1255 m).
Las dimensiones de esta oquedad son abrumadoras, tanto, que nos hacen parecer realmente insignificantes.

Lugar inhóspito, desasosegante, muy abrupto bajo estas tremendas verticalidades que derivan, a través de la horcada en la que culmina la canal, hacia los Conquerones de Rues y Trespuniellos, al otro lado de estos Picos de Cueva Negra.
Se da la circunstancia, y según nos contarán más tarde, que aquí nació y se crió entre las cabras que pastoreaba su madre, Venancio, vecino que aún vive en Ribota; impresionante, los pelos de punta.

Elegimos comer en tan espectacular y sobrecogedor "restaurante" con magníficas vistas a la atormentada orografía de Los Beyos.

Nos vamos para abajo, otra vez por la pedrera, ligeros, sin detenernos, pues vemos que desde las alturas es habitual que caigan buenos morrillos que estallan al impactar.

Nos salimos a la muy pendiente panda herbosa del margen izquierdo, pues queremos probar a ver si hay un paso superior por un hombro bajo los picos de Les Aguyaes y sobre los cortados del Llambriu, que nos evite tener que perder tanta altura hasta la base del mismo, por la cual discurre el Camín de los Beyuscos. Si nos sale bien la jugada, triunfamos.
Vemos una traza, posiblemente rebequil o de venados, que Pancho (círculo) ya está recorriendo (1144 m). Un corto tramo que reclama un poco de atención, pues deja una caída por la derecha; nada grave.

Vista atrás, así de impresionante se muestra esta canal del Pandal de Cueva Negra.

Y toca afrontar unos duros recuestos para ganar el colladín (1188 m) que se asienta sobre el Llambriu y bajo Les Aguyaes.

Lugar este que, bajo los murallones de Les Aguyaes, resulta ser otro rincón bien guapo, y ya no sabemos cuantos van.

Continuamos entonces ascendiendo por hayedo siguiendo ínfima pero evidente traza y donde encontramos vestigios de antigua alambrada.

Vista atrás, vemos el colladín sobre el hombro del Llambriu por el que acabamos de pasar.

Ya por zona abierta, y con vistas de escándalo, alcanzamos el nivel de 1268 m al pasar unos cuantos metros por encima del Colláu Pousadoriu, por donde va el Camín de los Beyuscos y a los pies de La Plana, pico que de no haber ascendido a Cueva Negra, quizás hubiéramos intentado, pero el desnivel acumulado ya se deja notar y aún tenemos que devolar el cordal de las peñas de El Sedo y Parcia.
Impresionante el Beyu Tolivia con el profundo tajo del Mojizo, entre la vertiente meridional de Peña Ñorín y los contrafuertes de la mole del Niajo.

Girando a Oriente sobre las camperas de Roxena y con vistas a los contrafuertes de Peñallava, caemos al Colláu Valdelillo (1252 m), que da acceso a Llagos de Jesús.
Al final la jugada nos ha salido de cine.
Abandonamos por lo tanto Ponga para entrar en tierras de Sajambre.

Ante nosotros los idílicos pastos de Llagos de Jesús.
Aquí finalizaría el Camín de los Beyuscos que, poco más adelante, enlaza con la Senda del Arcediano en Pandemones, siendo la opción más cómoda para salir al Valle de Sajambre y por lo tanto a Soto. Nosotros vamos a tomar una variante un tanto más abrupta e incierta, devolando la cordal de las peñas de Parcia y del Sedo por el Colláu del Sedo, a la derecha de la peña homónima. Pero primero queremos coronar Peñallava.
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Al fondo, en el corazón del Precornión y con zoom, asoma Peña Beza y, tímidamente, el Cantu Cabroneru se abre paso entre las nubes.

Flanquea esta depresión por la izquierda las estribaciones y cumbres de la sierra de La Conia, bajo cuya vertiente occidental hemos transitado.

Bordeamos entonces esta hondonada por la derecha sin caer al fondo de la misma, y justo por los límites del hayedo del Monte Llava.
Vamos en busca de una despejada vaguada que nos ascienda a la cimera del cordal.
En el centro, el Colláu del Sedo, por donde luego bajaremos al Valle de Sajambre y que, el IGN identifica como Acéu, éste es el que ahora vamos a ganar y se encuentra a la derecha de la peña homónima (Sí, vamos a pasar por un segundo Colláu Acéu).
Hay divergencia en cuanto a la situación del "Acéu", pero yo me quedo con esta que relato que, no tiene por qué ser la buena.

Comenzamos a remontar la vaguada en marcado rumbo sur y que en su inicio se encuentra muy despejada.
Abajo van quedando los pastos de Llagos de Jesús donde, por cierto, se encuentra la Cueva El Barro; lugar donde sume el reguero que viene de Pandemones.

Y así, poco a poco y cada uno a su ritmo, que ya el esfuerzo de todo el día va haciendo mella, vamos ascendiendo por la vaguada hacia el hayedo en su parte superior.

Vaguada que culmina en el Colláu Acéu (1385 m), con fuertes desventíos al Valle de Sajambre, donde vemos la localidad de Soto y los pastos de Güembres, por los cuales más tarde pasaremos.

Giramos entonces a derechas, a rumbo suroeste, para continuar en ascenso por el hayedo, soslayando la antecumbre y hasta un colladín, desde el cual atacamos la cima de Peñallava, sin más dificultad que buscar los pasos más amables hasta la cumbre (1460 m).
Las vistas son realmente espectaculares, menudo balcón.

Al Noroeste, Picos de Europa, con cumbres del Precorníon, Macizo Occidental y Central.
(Pinchar para ampliar)

Zoom a la Peña Santa, Reina del Cornión.

Al Norte, la Sierra de La Conia, que se extiende sobre los impresionantes murallones de Rues hacia La Cabritera y Jucantu, sobre un Derrabáu ya muy lejos.
Abajo, los maravillosos Llagos de Jesús.
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Por el Oeste, ojo al asomarse, las caídas de esta cumbre sobre El Refuelle y la cuenca de La Escosal hacia el fondo del desfiladero, 1000 m más abajo, son tremendas.
Al fondo, la Cordal de Ponga, la del Zorru y, ya en los confines, Ten y Pileñes.
(Pinchar para ampliar)

Destaca la completa verticalidad, cortada a plomo, de la vertiente occidental de La Plana, que se precipita sobre los Cuatro Picos, también conocidos como Monxines.
Por su izquierda y en el otro margen del desfiladero, las interminables curvas de acceso a Casielles.

Zoom al espectacular Tiatordos, así como a Peña Ten y Pileñes.

Al Suroeste, la Sierra de Cerezaledo, con la Pica y Cantu Loto, a donde se acercan los compañeros en un momento mientras yo pico algo.

Tercer sector: Peñallava - El Sedo - Güembres - Ermita San Pedro - Ribota.


El descenso, nuevamente al colladín que nos separa de la antecumbre, en el cual ya nos reunimos todos, y bordeamos esa cota por la izquierda, siguiendo el mismo trayecto del ascenso.
Al fondo, por la derecha del Jario, vemos la Sierra de Cebolleda.

Una vista desde el colladín a Oseja de Sajambre, bajo el bastión de la Pica Ten.

Otra vez al Colláu Acéu; desde aquí no parece viable la bajada al Valle de Sajambre.
Continuamos entonces soslayando los crestones de la Peña Acéu, por el hayedo que se descuelga hacia Llagos de Jesús.
Insisto, los topónimos varían y hay mapas que sitúan al Acéu donde El Sedo.
(Foto Yonatan Crespo. Los de las Claras)

Hayedo muy florido por el que hacemos una un tanto incómoda travesía con fuerte pendiente lateral.

Pero pronto giramos a derechas ganando así el Colláu del Sedo (1363 m), por el que vamos a devolar la sierra.
Estamos en la vertical de Güembres, cuyas praderías vemos allá abajo, y toca una pronunciadísima bajada, siguiendo una casi inapreciable y precaria traza -El Sedo- que da nombre al collado y a la peña; parece ser que, en su día, esta senda venía desde Güembres.

Mal que bien, y siguiendo la ínfima senda, esta canal tan inclinada se deja bajar; eso sí, con precaución, y no quita que echemos culo a tierra en algún momento, pero tampoco es excesivamente difícil teniendo el obligado cuidado. Claro está que, en condiciones invernales, pues no se nos ocurriría bajar por aquí.

Aunque el punto más delicado es en la parte baja, pues hay que hacer una corta travesía a derechas, un poco volada sobre un cortado, sobre el que hay que tener cuidado y asegurar bien los apoyos, si acaso ayudándose un poco de las manos. A continuación toca un pequeño destrepe (flecha), que no serán más de 3 m, para salir de la canal hacia el hayedo (1287 m).

Una vista atrás de la canal donde se aprecia un poco esta parte baja del cortado.

Ya en el hayedo, continuamos en descenso y total ausencia de senderos, orientándonos hacia Güembres.

Y, por terreno más franco y cómodo...

...caemos a las maravillosas praderías de Güembres, vigilados por el Jario.

Con su buenísima fuente-abrevadero (1095 m), donde ya tomamos un camino de entidad, el Camín de Güembres que, valle abajo y paralelo a la riega, vamos a recorrer hacia el Sur en un largo tramo hasta Ribota de Sajambre.
Vista atrás vemos todo el tramo descendido desde el Colláu del Sedo.

Primero por el frondoso hayedo de Las Tercias, siguiendo marcada y tendida senda, que es muy de agradecer pues es la primera de este tipo en muchas horas.

Pronto alcanzamos las ruinas de una cuadra en la majada de Cerezaledo.

Vista atrás, nos vamos despidiendo de Peña Beza.

Senda muy guapa ésta, y que se ve en uso, cortando bajo los murallones de la Sierra de Cerezaledo y sobre las inclinadas laderas que caen al Valle de San Pedro, con un Niajo ya omnipresente hasta el final de la ruta.
Es entonces cuando nuestro camino comienza un decidido descenso, perdiendo altura con fuerza en busca del fondo del valle; bajamos rápido, muy ligeros, que se acerca la hora convenida con el taxista que nos va a recoger en Ribota.

Pero hay que estar atentos, porque al llegar al colláu Pando (760 m), debemos tomar el ramal que lleva a Ribota y desciende por nuestra izquierda, a rumbo noreste, dejando a nuestra derecha las murias de los praos de La Roza; el otro continúa en rumbo sur, para salir a la N-625 en las inmediaciones de Cobarcil.
Un poco más abajo, nueva bifurcación (660 m), donde girando a derechas, accedemos a las bucólicas praderías del Llanu San Pedro.

Praderías donde se encuentran las ruinas de la Ermita de San Pedro de Orzales (640 m), en un marco incomparable.
Menudo rincón guapo entre abruptas montañas y con la cola de caballo de la Cascada San Pedro de telón de fondo.
Al parecer, aquí hubo algún tipo de culto pagano relacionado con el agua, cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos y que posteriormente sería cristianizado bajo la advocación de San Pedro. Aunque las ruinas que vemos no van más allá del S.XIII.

Un poco de zoom a la Cascada San Pedro, que forma la Riega Agüera al precipitarse en una sucesión de saltos con una caída de 80 m; muy bonito.

Y ya sin más, tomamos una pista por la derecha de la ermita, que nos desciende a cruzar el Arroyo San Pedro por un puente de hormigón y, recuperando rumbo al Sur...

...entramos, tras 1km, en Ribota de Sajambre (596 m).
Llegar al pueblo y aparecer el taxista que nos va a llevar a Puente Vidosa.

Como siempre, sólo, nos resta buscar un bar para tomar la pertinente cerveza, colofón a una ruta memorable; dura pero de extrema belleza que, sin duda, merece una calificación dentro de una categoría especial.

 Os dejamos el perfil de elevación.

¡¡Un saludo!!

11 comentarios:

  1. Menudo rutón, que os habeis marcado. La verdad es que tuvo que ser duro de narices. Pero el paisaje y las vistas, son de escandalo.
    El reportaje magnifico en descripciones como siempre.
    Mi mas enhorabuena, por esta preciosidad de ruta. Un saludo

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    1. Muchas gracias Sebastián!! La ruta es tremenda, espectacular, por eso mismo y aunque sea dura, se lleva muy bien. Sin ninguna duda creemos que es de lo más impresionante que hemos hecho hasta ahora; guapa guapa.
      Un saludo!!

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  2. Otra vez y ya son varias, que solo se me ocurre un comentario para describir vuestra ruta: impresionante. Me corroe la envidia. ¡Cuanto daría yo por disponer de vuestra fortaleza física, para poder visitar esos parajes tan espectaculares. Mis felicitaciones. Un abrazo.

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    1. Muchas gracias Viti!! No cabe duda que la ruta es dura y es recomendable tener cierta forma física, pero, precisamente porque recorre parajes tan espectaculares, el cansancio se lleva bastante bien.
      Un abrazo!!

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  3. Precioso David. Espero recorrerla pronto.Perfecta y abundante descripciòn.Un saludo.

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    1. Muchas gracias Jorge!! Pues sólo decirte que te va a encantar, además, vosotros que estáis como motos, la hacéis sin problema, y seguro que le dais una vueltina de turca más jeje.
      Un saludo!!

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  4. Preciosa David. Haz tiempu que hablamos de ella, así que tomo nota.
    Un abrazu

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    1. Gracies Monchu!! Toma nota que os va a gustar mucho, además, como le dije a Jorge más arriba, vosotros no vais a tener problema alguno en cuanto a dificultad. Lo único son las cuencas de las riegas que, metidos pal verano, no sé yo cómo estará eso de bravo.
      Un abrazu

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  5. Impresionante ruta y espectacular reportaje, David. Currado de "cohone", con la toponimia muy cuidada y las fotos muy bien punteadas para dar toda la información necesaria.
    Nos vemos

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    1. Muches gracies Javi!! Con esti rutón había que esmerase bien en el reportaje.
      Nos acordamos mucho de ti; una pena que al final no pudieses venir, pero bueno, repetimos sin duda.
      Un saludo!

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  6. Madre miaaaaaa a impresionante ruta Salvajes límites entre Asturias y León No hay palabras que mejoren esas imágenes Os felicito por poder atravesar tan maravillosos y duros lugares Dura vida los de antaño La verdad que emociona

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