Ruta del Alba (PR AS-62).
Soto de Agues - Foces de Llaímu - Cruz de los Ríos.
- Parque Natural de Redes -
La Ruta del Alba, también conocida como las Foces de LLaímu, fue declarada Monumento Natural en 2001, siendo una de las rutas más emblemáticas y concurridas del Parque Natural de Redes.
Señalizada como PR AS-62, sigue el trazado de una antigua vía que, antaño, comunicaba con el vecino concejo de Aller.
Usada primero por pastores y arrieros, fue aprovechada más tarde para dar salida, hacia Soto de Agues, al mineral de hierro que se extraía en las minas de Carmen, situadas en las laderas de Pandanes y en pleno Monte Llaímu.
Se trata de un paseo sin dificultad, donde el agua es protagonista, al seguir el torrencial curso del Río Alba aguas arriba. Primero por traza hormigonada y pavimentada, que recorre la parte más humanizada del paisaje, pista que discurre casi en llano entre exuberante vegetación, donde destacan los castañedos, praderías y pequeñas manchas de roble. A continuación, el tramo más espectacular, que se corresponde con las Foces de LLaímu, donde el camino, muchas veces labrado en la roca, se torna más abrupto para salvar la angostura del desfiladero, en un itinerario de suma belleza entre abrumadoras paredes de cuarcita y caliza, que el río ha hendido a lo largo de millones de años y que culmina al alcanzar la Cruz de los Ríos, en la cabecera del Alba y donde el valle repentinamente se abre, tapizado por la frondosidad del Monte Llaímu y flanqueado por las alturas de la Forcá, Cuchu y las laderas del Retriñón.
Una opción que, tras una forzado parón veraniego de tres meses y sin tiempo para salir a la montaña, nos pareció ideal para ir retomando poco a poco la actividad. Si bien se trata de una ruta de sobra conocida y un tanto masificada depende el día, hacía años que no nos acercábamos por la zona.
Cartografía IGN 1:25000 Hojas 54-3 y 79-1 |
Cota mínima: 430 m.
Cota máxima: 780 m.
Desnivel máximo: 350 m.
Desnivel acumulado. 430 m.
Distancia: 14,4 km (ida y vuelta).
Tiempo 5h (con las paradas).
Por la AS-117 que sube a Tarna, llegamos a Rioseco, capital del concejo de Sobrescobio, donde nos desviamos por la SC-2 hacia Soto de Agues, localidad a la que llegamos en unos 3 km y después de rebasar Villamorey.
Dejamos entonces el coche en el amplio aparcamiento que hay a la entrada del pueblo (430 m).
Hemos procurado madrugar un poco, que es fin de semana y la ruta es muy concurrida; a ver si podemos evitar el follón de gente, aunque sea sólo a la ida.
Preciosa esta aldea coyán, situada en una vega en una zona de gran riqueza medioambiental y constituida por tres barrios: San Andrés, Agues y Soto, separados estos núcleos por los ríos Alba y Nozalín.
Comenzamos a caminar buscando la parte suroccidental de esta aldea, donde podemos admirar múltiples ejemplos de arquitectura tradicional, como son los corredores volados con sus balaustres y muros de cebatu, cerramientos de fachada no estructurales a base de entretejido de varas de avellano rellenadas de adobe o cal y revocado.
Enseguida pasamos al lado de la capilla de San Antonio; de pequeñas dimensiones y fundada en 1709.
También es destacable la cantidad de hórreos y paneras; graneros, estos de Soto de Agues, cuyos orígenes se comprenden entre los siglos XVIII - XIX.
Al fondo divisamos los crestones de la Peña Yagos y la picuda Peña Xerragua.
También nos fijamos en multitud de detalles decorativos que nos llaman la atención.
Y así alcanzamos el lavadero a la salida del pueblo; antaño elemento de gran importancia antes de la instalación de agua corriente en las viviendas.
Es precisamente en este punto donde comienza la Ruta del Alba que, como comentábamos, sigue parte del itinerario de una antigua vía que comunica con el vecino valle de Aller.
Ruta que, en todo su trazado va a estar jalonada de paneles informativos.
Comenzamos entonces una tranquila andadura que, sin esfuerzo alguno por pista hormigonada, nos lleva a cruzar inicialmente por las fincas de la vega del Praón, con una Peña Xerragua a modo de faro vigía que domina el valle.
Al momento alcanzamos El Regueru, donde la pista gira decididamente al Sur, al pasar junto a las instalaciones de la Piscifactoría del Alba.
Empresa dedicada a la producción de trucha arco iris.
La señalización no ofrece dudas y soslayamos cualquier desvío que veamos, como éste que sube a las majadas de Les Bories y Aviaus por el que, en su día, ascendimos al Picu Cogollu (ver ruta).
Dejamos a un lado el Puente La Precida, por donde viene una senda que parte del barrio de San Andrés; opción que tomaremos a la vuelta, con la idea de no hacer la ruta tan lineal.
Y es cuando el valle se angosta haciendo aflorar la caliza, continuando por la pista de discutible pavimentado, pues si bien hace la ruta muy accesible, también pierde un poco el encanto de antaño.
Pero, pese a todo, el omnipresente Río del Alba nos regala muy bellas estampas.
Sobre el margen derecho del río se precipitan las verticales laderas de la Peña Yagos, en las cuales vemos unas cuantas cabras correteando tan felices por, para nosotros, imposibles riscos..
Cabras que cuida el tranquilo mastín Zar, el cual nos advierte de su vida diaria mediante un cartel, que lleva mucha razón, colocado en el puente que cruza a sus dominios.
Puente que une los márgenes del Alba en plena entalladura del Xerrón de Xarfoz, donde la caliza da paso a la cuarcita.
Así continuamos, prácticamente a nivel del Río Alba, en su bello y fotogénico descenso.
Incluso es posible tomar un descansín en el mismo cauce de tan idílico arroyo.
Alcanzamos entonces el antiguo cargadero de mineral, ya sin uso, del Campurru, a donde se bajaba el mineral de hierro extraído en la mina Carmen, en las laderas de Pandanes, y donde Duro Felguera extrajo hierro de esta explotación de 1922 a 1967.
“…En 1922, un año después de la entrada en funcionamiento del ferrocarril de Laviana a
Rioseco, la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera inicia las explotaciones mineras para la
extracción de hierro (oligisto) en el monte del Llaímo en Sobrescobio con la mina Camen
de17.262m2 de concesión...Duro Felguera iniciará las labores en la cima de la montaña.
Este hecho responde a la forma del yacimiento, con una disposición en rosario, que explica
que se intentase atacar las bolsas de mineral a diferentes alturas…”
El mineral obtenido en esta explotación era utilizado en la fábrica siderúrgica de La
Felguera para cuyo traslado “…se elabora todo un complejo de sistemas de transporte con
estaciones de carga y descarga, caminos, muros y escaleras para salvar el gran desnivel
que presenta la montaña…” Por medio de este sistema se trasladaba en vagonetas o
cangilones el mineral “…hasta la estación de descarga o “cargadero”, situado a 520 metros
de altitud, en plena Ruta del Alba…En dicha edificación se puede observar la entrada de
los vagones para descargar el mineral, que luego era llevado en pequeños camiones hasta
el ferrocarril de Laviana a Rioseco. Una vez en Pola de Laviana el mineral de hierro se
montaba en el Ferrocarril de Langreo utilizando el cargadero que la empresa tenía al lado
de las tolvas de Fradera, para llevarlo a la Fábrica de La Felguera…”
SUÁREZ ANTUÑA, F.: “Las minas de Llampaces y del Llaímo: dos ejemplos de utilización
del cable aéreo en la minería de montaña del Alto Nalón.”. Revista Memorana.
Y es cuando el valle se abre a las praderías del Campurru.
Praderías de la alargada vega que la senda flanquea en toda su extensión.
Atrás vemos la angostura que acabamos de abandonar.
Y donde es posible refrescarse en su buenísima fuente.
Para acabar llegando a las brañas del Retertoriu.
Pontón del Retertoriu (552 m).
Aquí la senda se bifurca y es posible enlazar con la ruta que asciende a la Collada Isorno de inmejorables vistas. En nuestro caso debemos continuar de frente, como indica la señalización, pues nuestro destino final es la Cruz de los Ríos; no hay duda posible.
Poco más adelante, si nos fijamos en el margen del camino, podemos ver otra camuflada fuente.
También algún tronco de sugerente forma que recuerda a algún tipo de animal salvaje.
Como decíamos al comienzo, siempre iremos viendo paneles informativos al respecto de diferentes materias, como son la vegetación, fauna y geología. En este caso sobre los robles que nos rodean, pero también en esta primera parte de la ruta, donde el paisaje está más humanizado, observaremos castañedos. Más adelante, cuando el entorno se torne más salvaje, veremos dispersos ejemplares de haya, tejo, escuernacabras, mostajo y tilo.
En cuanto a la fauna, por aquí se encuentran las especies más representativas de la Cordillera Cantábrica y, entre las asociadas al medio fluvial, destaca la abundancia de trucha.
Una delicia caminar por estos parajes antes de que llegue la romería de gente, como será el caso de la vuelta.
El valle se vuelve a encañonar entre paredes calizas cuando pasamos a la altura de la Peña del Saltu Lloba.
Observamos los primeros saltos de agua que no podemos dejar sin fotografiar.
Rápidos que, en épocas torrenciales y de deshielo, tienen que ser realmente bonitos.
Y así llegamos a la encrucijada de caminos de Puente La Vega (655 m), donde se encuentra una pequeña área de descanso.
Punto clave porque aquí finaliza la pavimentada pista, que hasta este lugar ha transcurrido en llano, dando paso al antiguo camino para acceder así a las Foces del Llaímu, el tramo más espectacular y bonito de la ruta.
Obviando sendos ramales a ambos lados que suben por los valles de Les Argamosielles y La Texera, debemos seguir de frente, para continuar hacia la Cruz de los Ríos.
A partir de este momento, hay que superar pequeños repechos por senda más estrecha y mucho más guapa que la desnaturalizada pista que traíamos hasta ahora, donde ya aparecen ejemplares de haya.
Nos introducimos así en la entalladura de altas paredes de un abrupto roquedo, conformado por cuarcita.
Donde la senda supera los escollos del desfiladero labrada en la roca, otras veces armada e incluso con tramos en voladizo.
Con estampas de ensueño donde el agua es la protagonista.
Rápidos y cascadas, alguna de más de 10 m de altura, como ésta que se precipita desde las alturas de Pandanes; sin duda estamos en el tramo más bonito de la ruta.
Donde las hayas y demás vegetación se abren paso entre las fisuras de las rocas en un entorno de singular belleza que hay que disfrutar.
El río se remansa en pozas como las del Covallón, el Calvu, Les Lleroses o la Sapera.
Ganamos entonces altura...
...para cruzar el torrente al otro margen, por un puente de medio punto y cantería:
La Pontona.
Y es seguramente, aquí en la Pontona, donde se encuentra el lugar más vistoso de la ruta, una preciosa cola de caballo que se descuelga impetuosa.
Toca afrontar una serie de escalones y superar una zona de pulida roca a nivel del río, sin más dificultad que prestar atención si ésta se encontrara húmeda.
Una vista atrás de este bonito rincón.
Y así llegamos a un segundo puente de mampostería, La Resquiebra, donde volvemos a pasar al margen izquierdo del río que ya no abandonaremos.
El camino gana altura sobre el Alba, cuando el desfiladero se va angostando cada vez más entre paredes calizas.
Serpenteando la senda por pasos excavados en el roquedo.
Roquedo de angustiosas paredes que casi se tocan, en un espectacular tajo que el Río Alba ha hendido a lo largo de millones de años, tallando estas estructuras geológicas desde su nacimiento en la Sierra de Collarroces.
Repentinamente el desfiladero finaliza, abriéndose el valle a las frondosidades del Monte Llaímu y los puertos dominados por la Sierra de Collarroces y las laderas que descienden del Retriñón.
Estamos en la Cruz de los Ríos (783 m), donde el Río Alba, que cruzamos por un último puente de madera, recibe las aguas del arroyo Llaímu.
Una vista atrás hacia la salida del desfiladero de estrecho tajo.
En este lugar se encuentra un antiguo refugio de pastores, entorno al cual han colocado unas cuantas mesas de madera a modo de pequeña área recreativa.
Y buenas vistas hacia a alguna altura representativa de la zona como el Cuchu, también conocido como Cuetu Santibañez.
Buen momento para un descansín y picar algo antes de iniciar el regreso.
Regreso que emprendemos por el mismo itinerario, nuevamente hacia el angosto desfiladero de verticales paredes calizas seccionadas.
Luego las de cuarcita.
Disfrutando, una vez más de la compañía del río en su curso hacia el embalse de Rioseco.
Y ya por la pista pavimentada, donde a estas horas ya encontramos una buena riada de gente, de Puente la Vega hacia el Retertoriu y Campurru, para cruzar la entalladura del Xerrón de Xarfoz y despedirnos de Zar.
Una panorámica de la Peña Yagos, ahora con mejor luz que al inicio de la ruta
Llegamos entonces al puente La Precida, por donde cruzamos al otro margen del río, tomando así la alternativa senda que lleva al barrio de San Andrés.
Senda de entidad que discurre por entorno boscoso, flanqueada por algún banco de madera y que, por lo menos, no está hormigonada.
En ligero ascenso, nos alzamos aun buen mirador con unas mesas y con vistas hacia la Sierra del Crespón.
También al valle del Alba con la vigilante Peña Xerragua.
Sin olvidarnos de la Peña Yagos.
Ya en descenso, nos vamos aproximando a Soto de Agues, con una Peña Xamoca asomando al fondo.
Para cruzar nuevamente el Río del Alba por un puente.
Y entrar ya en esta preciosa localidad del municipio de Sobrescobio.
Dominada por las alturas del Cuyargayos.
Y con innumerables detalles que obligan a recorrer el pueblo con calma.
Admirando el patrimonio arquitectónico, como es el caso de Villa Nieves, uno de los escasos ejemplos de arquitectura indiana en el concejo de Sobrescobio.
O la Casa de los Canella, de arquitectura tradicional, donde residieron varias generaciones de esta familia. Posiblemente reedificada sobre otra anterior de S. XVI.
También el puente medieval de mampostería y arco apuntado, que cruza el Alba hacia el barrio de San Andrés.
Barrio donde vemos la iglesia parroquial de San Andrés de Agues, erigida entre 1804 y 1805 y que puede catalogarse dentro de la arquitectura fernandina.
Finalizamos así un prestoso paseo por esta ruta tan emblemática del Parque Natural de Redes que, si bien es de sobra conocida, merece un hueco en nuestro blog.
Os dejamos el perfil de elevación.
¡¡Un saludo!!
Dejamos entonces el coche en el amplio aparcamiento que hay a la entrada del pueblo (430 m).
Hemos procurado madrugar un poco, que es fin de semana y la ruta es muy concurrida; a ver si podemos evitar el follón de gente, aunque sea sólo a la ida.
Preciosa esta aldea coyán, situada en una vega en una zona de gran riqueza medioambiental y constituida por tres barrios: San Andrés, Agues y Soto, separados estos núcleos por los ríos Alba y Nozalín.
Comenzamos a caminar buscando la parte suroccidental de esta aldea, donde podemos admirar múltiples ejemplos de arquitectura tradicional, como son los corredores volados con sus balaustres y muros de cebatu, cerramientos de fachada no estructurales a base de entretejido de varas de avellano rellenadas de adobe o cal y revocado.
Enseguida pasamos al lado de la capilla de San Antonio; de pequeñas dimensiones y fundada en 1709.
También es destacable la cantidad de hórreos y paneras; graneros, estos de Soto de Agues, cuyos orígenes se comprenden entre los siglos XVIII - XIX.
Al fondo divisamos los crestones de la Peña Yagos y la picuda Peña Xerragua.
También nos fijamos en multitud de detalles decorativos que nos llaman la atención.
Y así alcanzamos el lavadero a la salida del pueblo; antaño elemento de gran importancia antes de la instalación de agua corriente en las viviendas.
Es precisamente en este punto donde comienza la Ruta del Alba que, como comentábamos, sigue parte del itinerario de una antigua vía que comunica con el vecino valle de Aller.
Ruta que, en todo su trazado va a estar jalonada de paneles informativos.
Comenzamos entonces una tranquila andadura que, sin esfuerzo alguno por pista hormigonada, nos lleva a cruzar inicialmente por las fincas de la vega del Praón, con una Peña Xerragua a modo de faro vigía que domina el valle.
Al momento alcanzamos El Regueru, donde la pista gira decididamente al Sur, al pasar junto a las instalaciones de la Piscifactoría del Alba.
Empresa dedicada a la producción de trucha arco iris.
La señalización no ofrece dudas y soslayamos cualquier desvío que veamos, como éste que sube a las majadas de Les Bories y Aviaus por el que, en su día, ascendimos al Picu Cogollu (ver ruta).
Dejamos a un lado el Puente La Precida, por donde viene una senda que parte del barrio de San Andrés; opción que tomaremos a la vuelta, con la idea de no hacer la ruta tan lineal.
Y es cuando el valle se angosta haciendo aflorar la caliza, continuando por la pista de discutible pavimentado, pues si bien hace la ruta muy accesible, también pierde un poco el encanto de antaño.
Pero, pese a todo, el omnipresente Río del Alba nos regala muy bellas estampas.
Sobre el margen derecho del río se precipitan las verticales laderas de la Peña Yagos, en las cuales vemos unas cuantas cabras correteando tan felices por, para nosotros, imposibles riscos..
Cabras que cuida el tranquilo mastín Zar, el cual nos advierte de su vida diaria mediante un cartel, que lleva mucha razón, colocado en el puente que cruza a sus dominios.
Puente que une los márgenes del Alba en plena entalladura del Xerrón de Xarfoz, donde la caliza da paso a la cuarcita.
Así continuamos, prácticamente a nivel del Río Alba, en su bello y fotogénico descenso.
Incluso es posible tomar un descansín en el mismo cauce de tan idílico arroyo.
Alcanzamos entonces el antiguo cargadero de mineral, ya sin uso, del Campurru, a donde se bajaba el mineral de hierro extraído en la mina Carmen, en las laderas de Pandanes, y donde Duro Felguera extrajo hierro de esta explotación de 1922 a 1967.
“…En 1922, un año después de la entrada en funcionamiento del ferrocarril de Laviana a
Rioseco, la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera inicia las explotaciones mineras para la
extracción de hierro (oligisto) en el monte del Llaímo en Sobrescobio con la mina Camen
de17.262m2 de concesión...Duro Felguera iniciará las labores en la cima de la montaña.
Este hecho responde a la forma del yacimiento, con una disposición en rosario, que explica
que se intentase atacar las bolsas de mineral a diferentes alturas…”
El mineral obtenido en esta explotación era utilizado en la fábrica siderúrgica de La
Felguera para cuyo traslado “…se elabora todo un complejo de sistemas de transporte con
estaciones de carga y descarga, caminos, muros y escaleras para salvar el gran desnivel
que presenta la montaña…” Por medio de este sistema se trasladaba en vagonetas o
cangilones el mineral “…hasta la estación de descarga o “cargadero”, situado a 520 metros
de altitud, en plena Ruta del Alba…En dicha edificación se puede observar la entrada de
los vagones para descargar el mineral, que luego era llevado en pequeños camiones hasta
el ferrocarril de Laviana a Rioseco. Una vez en Pola de Laviana el mineral de hierro se
montaba en el Ferrocarril de Langreo utilizando el cargadero que la empresa tenía al lado
de las tolvas de Fradera, para llevarlo a la Fábrica de La Felguera…”
SUÁREZ ANTUÑA, F.: “Las minas de Llampaces y del Llaímo: dos ejemplos de utilización
del cable aéreo en la minería de montaña del Alto Nalón.”. Revista Memorana.
Y es cuando el valle se abre a las praderías del Campurru.
Praderías de la alargada vega que la senda flanquea en toda su extensión.
Atrás vemos la angostura que acabamos de abandonar.
Y donde es posible refrescarse en su buenísima fuente.
Para acabar llegando a las brañas del Retertoriu.
Pontón del Retertoriu (552 m).
Aquí la senda se bifurca y es posible enlazar con la ruta que asciende a la Collada Isorno de inmejorables vistas. En nuestro caso debemos continuar de frente, como indica la señalización, pues nuestro destino final es la Cruz de los Ríos; no hay duda posible.
Poco más adelante, si nos fijamos en el margen del camino, podemos ver otra camuflada fuente.
También algún tronco de sugerente forma que recuerda a algún tipo de animal salvaje.
Como decíamos al comienzo, siempre iremos viendo paneles informativos al respecto de diferentes materias, como son la vegetación, fauna y geología. En este caso sobre los robles que nos rodean, pero también en esta primera parte de la ruta, donde el paisaje está más humanizado, observaremos castañedos. Más adelante, cuando el entorno se torne más salvaje, veremos dispersos ejemplares de haya, tejo, escuernacabras, mostajo y tilo.
En cuanto a la fauna, por aquí se encuentran las especies más representativas de la Cordillera Cantábrica y, entre las asociadas al medio fluvial, destaca la abundancia de trucha.
Una delicia caminar por estos parajes antes de que llegue la romería de gente, como será el caso de la vuelta.
El valle se vuelve a encañonar entre paredes calizas cuando pasamos a la altura de la Peña del Saltu Lloba.
Observamos los primeros saltos de agua que no podemos dejar sin fotografiar.
Rápidos que, en épocas torrenciales y de deshielo, tienen que ser realmente bonitos.
Y así llegamos a la encrucijada de caminos de Puente La Vega (655 m), donde se encuentra una pequeña área de descanso.
Punto clave porque aquí finaliza la pavimentada pista, que hasta este lugar ha transcurrido en llano, dando paso al antiguo camino para acceder así a las Foces del Llaímu, el tramo más espectacular y bonito de la ruta.
Obviando sendos ramales a ambos lados que suben por los valles de Les Argamosielles y La Texera, debemos seguir de frente, para continuar hacia la Cruz de los Ríos.
A partir de este momento, hay que superar pequeños repechos por senda más estrecha y mucho más guapa que la desnaturalizada pista que traíamos hasta ahora, donde ya aparecen ejemplares de haya.
Nos introducimos así en la entalladura de altas paredes de un abrupto roquedo, conformado por cuarcita.
Donde la senda supera los escollos del desfiladero labrada en la roca, otras veces armada e incluso con tramos en voladizo.
Con estampas de ensueño donde el agua es la protagonista.
Rápidos y cascadas, alguna de más de 10 m de altura, como ésta que se precipita desde las alturas de Pandanes; sin duda estamos en el tramo más bonito de la ruta.
Donde las hayas y demás vegetación se abren paso entre las fisuras de las rocas en un entorno de singular belleza que hay que disfrutar.
El río se remansa en pozas como las del Covallón, el Calvu, Les Lleroses o la Sapera.
Ganamos entonces altura...
...para cruzar el torrente al otro margen, por un puente de medio punto y cantería:
La Pontona.
Y es seguramente, aquí en la Pontona, donde se encuentra el lugar más vistoso de la ruta, una preciosa cola de caballo que se descuelga impetuosa.
Toca afrontar una serie de escalones y superar una zona de pulida roca a nivel del río, sin más dificultad que prestar atención si ésta se encontrara húmeda.
Una vista atrás de este bonito rincón.
Y así llegamos a un segundo puente de mampostería, La Resquiebra, donde volvemos a pasar al margen izquierdo del río que ya no abandonaremos.
El camino gana altura sobre el Alba, cuando el desfiladero se va angostando cada vez más entre paredes calizas.
Serpenteando la senda por pasos excavados en el roquedo.
Roquedo de angustiosas paredes que casi se tocan, en un espectacular tajo que el Río Alba ha hendido a lo largo de millones de años, tallando estas estructuras geológicas desde su nacimiento en la Sierra de Collarroces.
Repentinamente el desfiladero finaliza, abriéndose el valle a las frondosidades del Monte Llaímu y los puertos dominados por la Sierra de Collarroces y las laderas que descienden del Retriñón.
Estamos en la Cruz de los Ríos (783 m), donde el Río Alba, que cruzamos por un último puente de madera, recibe las aguas del arroyo Llaímu.
Una vista atrás hacia la salida del desfiladero de estrecho tajo.
En este lugar se encuentra un antiguo refugio de pastores, entorno al cual han colocado unas cuantas mesas de madera a modo de pequeña área recreativa.
Y buenas vistas hacia a alguna altura representativa de la zona como el Cuchu, también conocido como Cuetu Santibañez.
Buen momento para un descansín y picar algo antes de iniciar el regreso.
Regreso que emprendemos por el mismo itinerario, nuevamente hacia el angosto desfiladero de verticales paredes calizas seccionadas.
Luego las de cuarcita.
Disfrutando, una vez más de la compañía del río en su curso hacia el embalse de Rioseco.
Y ya por la pista pavimentada, donde a estas horas ya encontramos una buena riada de gente, de Puente la Vega hacia el Retertoriu y Campurru, para cruzar la entalladura del Xerrón de Xarfoz y despedirnos de Zar.
Una panorámica de la Peña Yagos, ahora con mejor luz que al inicio de la ruta
Llegamos entonces al puente La Precida, por donde cruzamos al otro margen del río, tomando así la alternativa senda que lleva al barrio de San Andrés.
Senda de entidad que discurre por entorno boscoso, flanqueada por algún banco de madera y que, por lo menos, no está hormigonada.
En ligero ascenso, nos alzamos aun buen mirador con unas mesas y con vistas hacia la Sierra del Crespón.
También al valle del Alba con la vigilante Peña Xerragua.
Sin olvidarnos de la Peña Yagos.
Ya en descenso, nos vamos aproximando a Soto de Agues, con una Peña Xamoca asomando al fondo.
Para cruzar nuevamente el Río del Alba por un puente.
Y entrar ya en esta preciosa localidad del municipio de Sobrescobio.
Dominada por las alturas del Cuyargayos.
Y con innumerables detalles que obligan a recorrer el pueblo con calma.
Admirando el patrimonio arquitectónico, como es el caso de Villa Nieves, uno de los escasos ejemplos de arquitectura indiana en el concejo de Sobrescobio.
O la Casa de los Canella, de arquitectura tradicional, donde residieron varias generaciones de esta familia. Posiblemente reedificada sobre otra anterior de S. XVI.
También el puente medieval de mampostería y arco apuntado, que cruza el Alba hacia el barrio de San Andrés.
Barrio donde vemos la iglesia parroquial de San Andrés de Agues, erigida entre 1804 y 1805 y que puede catalogarse dentro de la arquitectura fernandina.
Finalizamos así un prestoso paseo por esta ruta tan emblemática del Parque Natural de Redes que, si bien es de sobra conocida, merece un hueco en nuestro blog.
Os dejamos el perfil de elevación.
¡¡Un saludo!!
Preciosa ruta siempre y detallada cómo es habitual al mínimo detalle. Los cliks descansando me encantan BELEN . Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Paloma, nos gusta ser minuciosos con nuestros reportajes por muy fáciles que sean las rutas. Como ya sabes, los clicks siempre se van de ruta con nosotros, aunque no salgan siempre, nos salieron timidillos... Un abrazo
EliminarHola David.
ResponderEliminarEstos recorridos tan maravillosos es lo que tienen, que están muy masificados, pero no es de extrañar, ya que a pesar de tener un tramo de pista asfaltada, la diversidad de especies arbóreas que posee, junto con los saltos de agua que forma el río y el tramo de la hoz, forma un recorrido de los imprescindibles.
No conozco esa zona, pero en cuanto pueda tengo que acercarme a Asturias, porque de Cantabria no he pasado.
Un saludo
Hola Eduardo, ante todo, gracias por pasarte por aquí. Como bien dices, y pese a la gran afluencia de gente, el recorrido es uno de los grandes clásicos asturianos, que bien merece la pena conocer; muy bonito.
EliminarPor supuesto que tienes que acercarte por Asturias porque, con la gran cantidad de opciones que tenemos, no te defraudará.
Un saludo!!
Hola buenas, os he descubierto por casualidad.
ResponderEliminarQué maravilla de entrada, oa felicito, muy detallado todo.
La duda es so las cuestaa son muchas y amplias, pues no soporto caminarlas por un problema en el pie y además queremos ir con niños. Gracias de antemano, saludos.
Quería decir, si son muchas cuestas y si son pronunciadas. GRACIAS
ResponderEliminarHola.
EliminarAnte todo muchas gracias y perdón por la tardanza en responderte.
La ruta, como ves, es muy sencilla. Consta de dos partes bien diferenciadas: La primera, discurre totalmente en llano por pista pavimentada, apta para todo el mundo, hasta el área de descanso de Puente La Vega, a partir de este lugar comienza el segundo sector, que nosotros consideramos el más bonito; la pista pavimentada desaparece, tratándose ya de un camino con tramos más montañeros que asciende en una sucesión de pequeños repechos. Sigue siendo muy fácil, tan sólo y si acaso, prestar atención a alguna zona que pudiera estar húmeda por el tema de los resbalones, pero vamos, no tiene dificultad. En cuanto a los niños creemos que, si no son muy pequeños y están acostumbrados a caminar, no debería haber problema porque, al final, salen unos 14 km ida y vuelta, siempre tenéis la opción de daros la vuelta en Puente La Vega, limitando la ruta a la parte pavimentada.
Disfrutarla porque es muy bonita, eso sí, nosotros eligiríamos un día que preveamos no haya exceso de gente, ya que es muy conocida y está un tanto masificada.
Un saludo!!
Me ha encantado la página bien hecha , bien detallada , paisajes hermosos , bien explicado .genial Gracias
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