Castro de Peña Constanciu.
Circular por la Ruta del Buitre desde Cotomonteros (Sto. Adriano).
Por circunstancias, últimamente no tenemos demasiado tiempo para salir a la montaña; aún así, logramos arañar unas horas al día para hacer algún que otro paseín interesante, como éste que hoy nos atañe.
La intención primigenia es ascender a la Peña Constanciu, modestísima altitud situada en las estribaciones de la Sierra de Estopo y que surge aislada sobre la cubeta kárstica de la vega de Siones. Si bien este pico no tiene demasiado interés montañero, en él se ubican los vestigios de una antigua fortificación roquera cuyo origen se pierde en el tiempo. Retomamos así las actividades que, en su día, nos llevaron a conocer las ruinas de unas cuantas fortalezas asturianas y que supusieron nuestras primeras incursiones en la montaña.
No esperemos encontrar grandes estructuras, tan sólo los derrumbes de antiguos muros y poco más, por lo que, a la persona no iniciada -o que simplemente no tenga interés en el tema- le puede pasar hasta desapercibido el hecho de que aquí hubo un antiguo castro o castillo altomedieval; aparte, una vez fuera del camino, el terreno es muy cotoyero y malo de andar.
Como sólo ascender a esta peña nos iba a quedar un poco corto para ocupar una mañana, había que buscar por la zona algo más que hacer, y nos dimos cuenta que por aquí pasa la Ruta del Buitre que, precisamente, circunvala el mogote calizo de Constanciu, así que vamos a matar dos pájaros de un tiro.
Se trata de una de las tres rutas -las otras dos son la de la Salamandra y la del Oso- habilitadas por el Ayuntamiento de Oviedo y el FAPAS, y que discurre a caballo entre este término municipal y el de Santo Adriano. Un prestoso paseo que se realiza por senderos, pistas y algún tramo de carretera atravesando varias aldeas, sin más dificultad que un sector muy embarrado y otro que no pinta bien en verano, cuando la vegetación levante.
Si bien lo habitual para realizar esta ruta es comenzarla en el barrio del Pozobal en Siones, perteneciente a la parroquia de Caces (Oviedo), nosotros vamos a hacerlo desde la aldea de Cotomonteros (Santo Adriano), en sentido inverso y un poco a nuestra manera.
Cartografía IGN 1:25000 Hoja 52-2 |
Cota mínima: 310 m.
Cota máxima: 536 m.
Desnivel máximo: 226 m.
Desnivel acumulado: 500 m.
Distancia: 12 km.
Tiempo: 4:20 h. (Con las paradas).
Cotomonteros es una pequeña aldea situada en un collado en medio del cordal que se ubica entre Tenebréu y La Arquera.
Para llegar a ella hay que tomar la carretera AS-360 que une esta localidad de La Arquera con el Área Recreativa de Las Xanas, donde comienza la afamada ruta senderista.
Aparcamos el coche junto a la plaza del pueblo, en un lugar destinado a ello y junto a un parque con columpios a la sombra de buenos robles (450 m).
Comenzamos a caminar por la carreteruca que, desde la plaza, parte hacia el Oeste.
Ya desde el primer instante tenemos a la vista la mole caliza salpicada de encinas de Peña Constanciu, que se eleva sobre la depresión de El Boo.
También el alargado valle de la Vega de Siones, por donde más tarde volveremos.
Cómodamente, y a la sombra de la arboleda, transitamos por esta estrecha y solitaria carreteruca que une Les Caranges y Tenebréu con Cotomonteros.
Las prímulas que salpican los márgenes de la misma evidencian la entrada de la primavera.
Pero hay que estar atentos porque, al alcanzar el primer kilómetro de nuestra andadura, debemos abandonar esta vía en favor de un camino forestal que desciende por nuestra derecha (483 m).
Amplio camino que discurre entre castaños, abedules y algún roble.
Vemos las primeras baldosas que balizan esta Ruta del Buitre.
Por nuestra izquierda, las fincas de Práu Ríu, en la cubeta kárstica hacia la cual nos dirigimos.
Y, al fondo, a los pies del Picu'l Collaín, vemos Les Carangues, aldea por la que vamos a pasar en breve.
Así caemos a la encrucijada de Les Cruces (420 m), ya en la base de Peña Constanciu.
Por la derecha continúa un camino que, por el fondo de la vega de El Boo, va hacia Siones, pero nosotros tomamos el de la izquierda, el que en rumbo norte se dirige a Les Carangues.
Vamos bordeando entonces la peña, caleyando cómodamente sobre las fincas de Práu Ríu.
Y, en nada, alcanzamos el caserío de les Cases d'Abaxu (428 m).
Aquí la ruta continúa por la izquierda de las casas para subir a Les Carangues.
Pero nosotros nos apartamos de ella momentáneamente, continuando hacia la derecha por la pista que tendidamente discurre entre las fincas de verdes pastos de La Ferrera, situadas bajo la vertiente septentrional de la Peña Constanciu que pretendemos ascender.
Guapos cerezos en flor salpican las praderías.
Salimos así a la carretera que, desde Les Carangues, desciende hacia Siones y que recorremos escasos metros hasta la entrada de una finca con dos cuadras, L'Esprón, a la que tenemos que acceder y desde la cual parte un camino que, zigzagueante, asciende a la alomada cumbrera de la peña.
El caso es que, como bien nos dijo un buen hombre en les Cases d'Abaxu, debemos librar un pastor eléctrico activo. Eso y estar al tanto de siete mastines que andan por la peña cuidando unas cabras; así que habrá que estar vigilantes.
Cruzamos entonces por entre las dos cuadras para tomar el evidente camino que sale hacia la izquierda.
Camino de ancha traza que asciende en sucesivos tornos y entre cotoyas, que no llegan a incordiar.
Seguramente usado en su día para el montaje de unas torres eléctricas que hay en la otra vertiente.
Sin dificultades, enseguida llegamos al collado entre las dos cumbres (512 m), donde abandonamos el camino que se dirige hacia la más occidental; nos vamos entonces a por la de la izquierda, que es donde se encuentra la fortificación de Constanciu; lo que fue un castro -o castillo- con buenas defensas.
A simple vista ya se aprecian zonas de aterrazamiento y el derrumbe pétreo de dos anillos defensivos que rodean el recinto principal, en lo más alto.
Ascendemos buscando los mejores pasos por terreno quebrado muy malo de caminar, entre derrumbe y cotoyas, donde hay que tantear y prestar mucha atención para no dejarse un pie en un agujero.
Hay que tener en cuenta también, que uno de los elementos defensivos de este castillo, son las piedras hincadas a modo de caballos de frisia, cuya función es precisamente esa, entorpecer el avance, sobre todo de las monturas.
Con cuidado vamos alcanzando el derrumbe de la muralla del recinto principal situado en la cumbre.
Derrumbe que evidencia la potencia de la antigua muralla que circunvala la cima.
Y aún podemos observar alguna hilada de esta antigua defensa en la que no se observa trabajo de cantería.
Serán unos tres metros de alto y, seguramente en sus tiempos de esplendor, suponemos que contaría con empalizada sobre el muro pétreo.
Apreciamos más piedras hincadas a modo defensivo y nos fijamos en el buen dominio visual que se tiene desde este altozano (529 m), desde el que se controlan las vías de comunicación por la Vega de Siones, sobre la cual vemos, justo enfrente, el pico homónimo donde también hay catalogado un castro; de hecho, en las fuentes, se menciona la existencia en este entorno de una vía denominada calce Constanti, en las inmediaciones de una encrucijada, per cruce de Siones. Seguramente se trate del "camino viejo" que ya se menciona en documentos de Alfonso III y sea el que tomemos de regreso a Cotomonteros.
De origen incierto, tardoantiguo o altomedieval, no están claras sus funciones. También hay que mencionar que tiene un sistema defensivo más complejo que otros castros de las inmediaciones, como puede ser el de Valdolayés. Parece perder su cometido en el S.IX, pues no se vuelve a mencionar en siglos posteriores.
Unas pocas vistas.
Al Sureste, el collado donde se asienta Cotomonteros; detrás la sierra de Peñerudes, divisoria natural con Morcín y, al fondo, sobresale la mole del Monsacro.
Ligeramente hacia la derecha y al Sur, la Sierra del Aramo.
Al Oeste, la cota más alta de esta peña, que en los mapas viene denominada como Peña Casabaxu (548 m), y que vamos a obviar, pues no creemos que tenga mayor interés. Además por allí andan los mastines con las cabras, que a estas alturas ya han venido a saludarnos, aunque amistosamente. A su derecha Les Carangues y el valle que cae a Siones, desde el cual hemos subido.
Al fondo y con zoom, la Sierra de Caranga, detrás de la cual se ven cumbres de la Cordillera, como la Peña Negra, en la cordal de La Mesa.
Con más detalle Les Carangues, donde vamos a hacer una variación a la ruta estandar, tomando el desbrozado camino que soslaya el Picu'l Collaín con sus antenas (flecha).
Nos vamos, que ya está todo visto.
Descendemos por el mismo camín de ascenso.
Para caer a L'Esprón, pasando entre las dos cuadras y volviendo a librar el pastor eléctrico.
Para llegar a ella hay que tomar la carretera AS-360 que une esta localidad de La Arquera con el Área Recreativa de Las Xanas, donde comienza la afamada ruta senderista.
Aparcamos el coche junto a la plaza del pueblo, en un lugar destinado a ello y junto a un parque con columpios a la sombra de buenos robles (450 m).
Comenzamos a caminar por la carreteruca que, desde la plaza, parte hacia el Oeste.
Ya desde el primer instante tenemos a la vista la mole caliza salpicada de encinas de Peña Constanciu, que se eleva sobre la depresión de El Boo.
También el alargado valle de la Vega de Siones, por donde más tarde volveremos.
Cómodamente, y a la sombra de la arboleda, transitamos por esta estrecha y solitaria carreteruca que une Les Caranges y Tenebréu con Cotomonteros.
Las prímulas que salpican los márgenes de la misma evidencian la entrada de la primavera.
Pero hay que estar atentos porque, al alcanzar el primer kilómetro de nuestra andadura, debemos abandonar esta vía en favor de un camino forestal que desciende por nuestra derecha (483 m).
Amplio camino que discurre entre castaños, abedules y algún roble.
Vemos las primeras baldosas que balizan esta Ruta del Buitre.
Por nuestra izquierda, las fincas de Práu Ríu, en la cubeta kárstica hacia la cual nos dirigimos.
Y, al fondo, a los pies del Picu'l Collaín, vemos Les Carangues, aldea por la que vamos a pasar en breve.
Así caemos a la encrucijada de Les Cruces (420 m), ya en la base de Peña Constanciu.
Por la derecha continúa un camino que, por el fondo de la vega de El Boo, va hacia Siones, pero nosotros tomamos el de la izquierda, el que en rumbo norte se dirige a Les Carangues.
Vamos bordeando entonces la peña, caleyando cómodamente sobre las fincas de Práu Ríu.
Y, en nada, alcanzamos el caserío de les Cases d'Abaxu (428 m).
Aquí la ruta continúa por la izquierda de las casas para subir a Les Carangues.
Pero nosotros nos apartamos de ella momentáneamente, continuando hacia la derecha por la pista que tendidamente discurre entre las fincas de verdes pastos de La Ferrera, situadas bajo la vertiente septentrional de la Peña Constanciu que pretendemos ascender.
Guapos cerezos en flor salpican las praderías.
Salimos así a la carretera que, desde Les Carangues, desciende hacia Siones y que recorremos escasos metros hasta la entrada de una finca con dos cuadras, L'Esprón, a la que tenemos que acceder y desde la cual parte un camino que, zigzagueante, asciende a la alomada cumbrera de la peña.
El caso es que, como bien nos dijo un buen hombre en les Cases d'Abaxu, debemos librar un pastor eléctrico activo. Eso y estar al tanto de siete mastines que andan por la peña cuidando unas cabras; así que habrá que estar vigilantes.
Cruzamos entonces por entre las dos cuadras para tomar el evidente camino que sale hacia la izquierda.
Camino de ancha traza que asciende en sucesivos tornos y entre cotoyas, que no llegan a incordiar.
Seguramente usado en su día para el montaje de unas torres eléctricas que hay en la otra vertiente.
Sin dificultades, enseguida llegamos al collado entre las dos cumbres (512 m), donde abandonamos el camino que se dirige hacia la más occidental; nos vamos entonces a por la de la izquierda, que es donde se encuentra la fortificación de Constanciu; lo que fue un castro -o castillo- con buenas defensas.
A simple vista ya se aprecian zonas de aterrazamiento y el derrumbe pétreo de dos anillos defensivos que rodean el recinto principal, en lo más alto.
Ascendemos buscando los mejores pasos por terreno quebrado muy malo de caminar, entre derrumbe y cotoyas, donde hay que tantear y prestar mucha atención para no dejarse un pie en un agujero.
Hay que tener en cuenta también, que uno de los elementos defensivos de este castillo, son las piedras hincadas a modo de caballos de frisia, cuya función es precisamente esa, entorpecer el avance, sobre todo de las monturas.
Con cuidado vamos alcanzando el derrumbe de la muralla del recinto principal situado en la cumbre.
Derrumbe que evidencia la potencia de la antigua muralla que circunvala la cima.
Y aún podemos observar alguna hilada de esta antigua defensa en la que no se observa trabajo de cantería.
Serán unos tres metros de alto y, seguramente en sus tiempos de esplendor, suponemos que contaría con empalizada sobre el muro pétreo.
Apreciamos más piedras hincadas a modo defensivo y nos fijamos en el buen dominio visual que se tiene desde este altozano (529 m), desde el que se controlan las vías de comunicación por la Vega de Siones, sobre la cual vemos, justo enfrente, el pico homónimo donde también hay catalogado un castro; de hecho, en las fuentes, se menciona la existencia en este entorno de una vía denominada calce Constanti, en las inmediaciones de una encrucijada, per cruce de Siones. Seguramente se trate del "camino viejo" que ya se menciona en documentos de Alfonso III y sea el que tomemos de regreso a Cotomonteros.
De origen incierto, tardoantiguo o altomedieval, no están claras sus funciones. También hay que mencionar que tiene un sistema defensivo más complejo que otros castros de las inmediaciones, como puede ser el de Valdolayés. Parece perder su cometido en el S.IX, pues no se vuelve a mencionar en siglos posteriores.
Unas pocas vistas.
Al Sureste, el collado donde se asienta Cotomonteros; detrás la sierra de Peñerudes, divisoria natural con Morcín y, al fondo, sobresale la mole del Monsacro.
Ligeramente hacia la derecha y al Sur, la Sierra del Aramo.
Al Oeste, la cota más alta de esta peña, que en los mapas viene denominada como Peña Casabaxu (548 m), y que vamos a obviar, pues no creemos que tenga mayor interés. Además por allí andan los mastines con las cabras, que a estas alturas ya han venido a saludarnos, aunque amistosamente. A su derecha Les Carangues y el valle que cae a Siones, desde el cual hemos subido.
Al fondo y con zoom, la Sierra de Caranga, detrás de la cual se ven cumbres de la Cordillera, como la Peña Negra, en la cordal de La Mesa.
Con más detalle Les Carangues, donde vamos a hacer una variación a la ruta estandar, tomando el desbrozado camino que soslaya el Picu'l Collaín con sus antenas (flecha).
Nos vamos, que ya está todo visto.
Descendemos por el mismo camín de ascenso.
Para caer a L'Esprón, pasando entre las dos cuadras y volviendo a librar el pastor eléctrico.
Nuevamente en la carretera que viene de Siones, giramos a izquierdas, obviando esta vez el desvío a les Cases d'Abaxu, por donde hemos venido.
En ascenso y, en nada, llegamos a Les Carangues (484 m), tomando el desvío a Buseco que nos sube a la aldea; vemos algún elemento de arquitectura tradicional.
Curva a izquierdas de la carretera y la abandonamos en favor de un senderín (500 m) que continúa de frente, en rumbo norte y junto a una señal de madera, que señaliza las casas altas del caserío.
La Ruta del Buitre continúa por esta carretera a Buseco, pero nosotros vamos a obviar ese tramo de asfalto.
Así que, en ligero ascenso y cómodamente, soslayamos el Picu'l Collaín, como antes comentábamos, en un guapo tramo que nos lleva por la cimera del cordalín de La Sierra.
Atrás dejamos Peña Constanciu.
Por nuestra izquierda, la aldea de Busecu, por donde va la ruta habitual y, sobre el margen izquierdo del Valle del Trubia, emerge la Sierra de Buanga.
Ya tenemos a la vista la llomba de Pacerande, donde nos incorporaremos a la ruta normal.
Y, por nuestra derecha, entre Pacerande y La Pevida, las fincas de Sobrevalles.
Por aquí teníamos pensada una bajada alternativa a Siones que, al final no haremos.
Al fondo, la Sierra del Naranco sobre Oviedo.
Caemos entonces al colladín de Valdelasierra (511 m), donde nos incorporamos a la pista que viene de Busecu.
Una mariposa Pavo Real. De éstas nos da que ya se ven cada vez menos.
Vista atrás, nos despedimos del cordalín de La Sierra.
Y remontando por Pacerande, alcanzamos un panel explicativo al respecto de la ruta, donde nos explican el gusto de los buitres por estos pastizales de montaña en busca de animales muertos. La verdad que, lo que se dice ver, vimos más bien pocos, un par de ellos a lo sumo.
Punto clave éste (535 m), porque la traza más evidente sigue de frente por la lomera en ascenso, y no es la nuestra; hay que buscar por la izquierda un sendero más sutil que desciende hacia la vertiente septentrional.
Abandonamos entonces el término municipal de Santo Adriano para adentrarnos en el de Oviedo.
Sendero que encontramos algo embarrado en su parte alta y entre helechos tendidos (de momento), en lo que en su día fueron pastos, hoy ya abandonados.
En verano esto puede ser bastante incómodo cuando la vegetación levante, por no hablar de garrapatero.
Abajo las praderías del Bargueru.
Por la izquierda, el Valle del Trubia con la Sierra de Buanga, a la derecha de la cual vemos desgajada la picaracha del Picu Castiellu, donde también hubo un castillo vinculado a las rebeliones del levantisco conde Gonzalo Peláez, allá por el S.XII. Entre ese pico y la sierra, se encuentra el barranco por donde descienden las guapas cascadas de Buanga, de tan recomendable visita.
Y así, entre cotoyas y demás vegetación que, por estas fechas no llega a molestar demasiado, vamos descendiendo hacia a la parte alta del bosque de abedules.
Para caer a camino de más entidad que se adentra en la zona arbolada ligeramente.
Llegando así a las arregladas casas del Bargueru (453 m).
Con buenas vistas hacia la localidad de Trubia y su entorno.
Ya por pista otra vez al bosque, y pasando por el collado del Picu, cambiamos de vertiente en descenso a Siones.
Ya vemos el enorme valle ciego de la Vega de Siones que recuerda a un poljé; y es que toda la zona que vamos recorriendo es un sistema kárstico de cubetas y depresiones, donde el agua discurre por galerías subterráneas.
Al fondo e imponente, la Sierra del Aramo.
Un tramo final entre castaños y algún tejo antes de caer a Siones.
A donde entramos por el barrio del Pozobal (348 m).
Siones es una aldea disgregada en varios barrios que pertenece a la parroquia de Caces (Oviedo).
Damos una vuelta por el pueblo fijándonos en elementos tradicionales y algún que otro detalle como la señalización de la Ruta de la Salamandra con la cual entroncamos.
Buscamos la parte más baja de Pozobal para tomar una estrecha pista que recorre el fondo del valle en rumbo sur.
Y que nos lleva a pasar por entre las praderías, casas y huertas del Guayosu.
Salimos entonces a la carretera (325 m) que sube a Les Carangues, cuando vemos el barrio de La Vallina.
Recorremos unos pocos metros por la carretera fijándonos nuevamente en detalles tradicionales y otros que nos llaman la atención.
Aquí en La Vallina, hay una fuente restaurada, en las inmediaciones de la Capilla del Carmen.
Giramos entonces a izquierdas para acceder inmediatamente al caserío del Pandu donde, por cierto, hay un buen chigre con terraza.
En nada cruzamos por las casas de Les Cabaes.
Y caleyando cómodamente hacia el Sur, vamos recorriendo el fondo de esta preciosa vega de Siones dándole la vuelta a Peña Constanciu.
Una vista atrás hacia el Pandu y Les Cabaes.
Si bien es muy común que a las bañeras se les de una segunda vida a modo de bebedero para el ganado, nos lleva llamando la atención, a lo largo de toda la ruta, la ingente cantidad de ellas que vemos.
Y así alcanzamos una bifurcación donde tomamos el ramal izquierdo que asciende.
Guapo camino por el que vamos ganando altura sobre la cubeta del Boo, dejando a nuestra espalda la Peña Constanciu.
Por la derecha, las laderas del Boo, pobladas de castaños y productivas en madera, sobre las cuales se encuentra Cotomonteros.
El Aramo siempre presente.
Camino éste en el cual se adivina alguna traza de empedrado.
Seguramente se trate del "camino viejo" que se domina desde el castro de Constanciu y que antes comentábamos.
Lo cómodo se va acabando cuando empieza a hacer acto de presencia el barro.
Nos aupamos entonces al collado del Bustiellu (377 m), donde nos despedimos de la Ruta de la Salamandra que continúa, hacia el Este, por esta vega en demanda de El Puerto y La Arquera.
Al fondo asoma la Peña Avis.
Nosotros giramos a derechas trazando un torno hacia el Sur y continuando en ascenso, cuando el barrizal empieza a ganar magnitud; en época de lluvias esto tiene que ser infame, encima es un tramo un poco largo.
Ya por pista hormigonada salimos a lo alto del cordalín donde se encuentra Cotomonteros y nos vamos despidiendo de Peña Constanciu.
Y ya por la lomera, recorriendo pista asfaltada junto a las casas del Mogote, descendemos a Cotomonteros, donde nos encontramos con una fuente-abrevadero que nos viene de perlas para quitar un poco de barro.
Todavía aprovecharemos para tomar un tentempié en los buenos bancos de la plaza, en cuyas inmediaciones tenemos el coche.
Ponemos así punto y final a un prestoso paseo con el que hemos ocupado una mañana.
Os dejamos el perfil de elevación.
En ascenso y, en nada, llegamos a Les Carangues (484 m), tomando el desvío a Buseco que nos sube a la aldea; vemos algún elemento de arquitectura tradicional.
Curva a izquierdas de la carretera y la abandonamos en favor de un senderín (500 m) que continúa de frente, en rumbo norte y junto a una señal de madera, que señaliza las casas altas del caserío.
La Ruta del Buitre continúa por esta carretera a Buseco, pero nosotros vamos a obviar ese tramo de asfalto.
Así que, en ligero ascenso y cómodamente, soslayamos el Picu'l Collaín, como antes comentábamos, en un guapo tramo que nos lleva por la cimera del cordalín de La Sierra.
Atrás dejamos Peña Constanciu.
Por nuestra izquierda, la aldea de Busecu, por donde va la ruta habitual y, sobre el margen izquierdo del Valle del Trubia, emerge la Sierra de Buanga.
Ya tenemos a la vista la llomba de Pacerande, donde nos incorporaremos a la ruta normal.
Y, por nuestra derecha, entre Pacerande y La Pevida, las fincas de Sobrevalles.
Por aquí teníamos pensada una bajada alternativa a Siones que, al final no haremos.
Al fondo, la Sierra del Naranco sobre Oviedo.
Caemos entonces al colladín de Valdelasierra (511 m), donde nos incorporamos a la pista que viene de Busecu.
Una mariposa Pavo Real. De éstas nos da que ya se ven cada vez menos.
Vista atrás, nos despedimos del cordalín de La Sierra.
Y remontando por Pacerande, alcanzamos un panel explicativo al respecto de la ruta, donde nos explican el gusto de los buitres por estos pastizales de montaña en busca de animales muertos. La verdad que, lo que se dice ver, vimos más bien pocos, un par de ellos a lo sumo.
Punto clave éste (535 m), porque la traza más evidente sigue de frente por la lomera en ascenso, y no es la nuestra; hay que buscar por la izquierda un sendero más sutil que desciende hacia la vertiente septentrional.
Abandonamos entonces el término municipal de Santo Adriano para adentrarnos en el de Oviedo.
Sendero que encontramos algo embarrado en su parte alta y entre helechos tendidos (de momento), en lo que en su día fueron pastos, hoy ya abandonados.
En verano esto puede ser bastante incómodo cuando la vegetación levante, por no hablar de garrapatero.
Abajo las praderías del Bargueru.
Por la izquierda, el Valle del Trubia con la Sierra de Buanga, a la derecha de la cual vemos desgajada la picaracha del Picu Castiellu, donde también hubo un castillo vinculado a las rebeliones del levantisco conde Gonzalo Peláez, allá por el S.XII. Entre ese pico y la sierra, se encuentra el barranco por donde descienden las guapas cascadas de Buanga, de tan recomendable visita.
Y así, entre cotoyas y demás vegetación que, por estas fechas no llega a molestar demasiado, vamos descendiendo hacia a la parte alta del bosque de abedules.
Para caer a camino de más entidad que se adentra en la zona arbolada ligeramente.
Llegando así a las arregladas casas del Bargueru (453 m).
Con buenas vistas hacia la localidad de Trubia y su entorno.
Ya por pista otra vez al bosque, y pasando por el collado del Picu, cambiamos de vertiente en descenso a Siones.
Ya vemos el enorme valle ciego de la Vega de Siones que recuerda a un poljé; y es que toda la zona que vamos recorriendo es un sistema kárstico de cubetas y depresiones, donde el agua discurre por galerías subterráneas.
Al fondo e imponente, la Sierra del Aramo.
Un tramo final entre castaños y algún tejo antes de caer a Siones.
A donde entramos por el barrio del Pozobal (348 m).
Siones es una aldea disgregada en varios barrios que pertenece a la parroquia de Caces (Oviedo).
Damos una vuelta por el pueblo fijándonos en elementos tradicionales y algún que otro detalle como la señalización de la Ruta de la Salamandra con la cual entroncamos.
Buscamos la parte más baja de Pozobal para tomar una estrecha pista que recorre el fondo del valle en rumbo sur.
Y que nos lleva a pasar por entre las praderías, casas y huertas del Guayosu.
Salimos entonces a la carretera (325 m) que sube a Les Carangues, cuando vemos el barrio de La Vallina.
Recorremos unos pocos metros por la carretera fijándonos nuevamente en detalles tradicionales y otros que nos llaman la atención.
Aquí en La Vallina, hay una fuente restaurada, en las inmediaciones de la Capilla del Carmen.
Giramos entonces a izquierdas para acceder inmediatamente al caserío del Pandu donde, por cierto, hay un buen chigre con terraza.
En nada cruzamos por las casas de Les Cabaes.
Y caleyando cómodamente hacia el Sur, vamos recorriendo el fondo de esta preciosa vega de Siones dándole la vuelta a Peña Constanciu.
Una vista atrás hacia el Pandu y Les Cabaes.
Si bien es muy común que a las bañeras se les de una segunda vida a modo de bebedero para el ganado, nos lleva llamando la atención, a lo largo de toda la ruta, la ingente cantidad de ellas que vemos.
Y así alcanzamos una bifurcación donde tomamos el ramal izquierdo que asciende.
Guapo camino por el que vamos ganando altura sobre la cubeta del Boo, dejando a nuestra espalda la Peña Constanciu.
Por la derecha, las laderas del Boo, pobladas de castaños y productivas en madera, sobre las cuales se encuentra Cotomonteros.
El Aramo siempre presente.
Camino éste en el cual se adivina alguna traza de empedrado.
Seguramente se trate del "camino viejo" que se domina desde el castro de Constanciu y que antes comentábamos.
Lo cómodo se va acabando cuando empieza a hacer acto de presencia el barro.
Nos aupamos entonces al collado del Bustiellu (377 m), donde nos despedimos de la Ruta de la Salamandra que continúa, hacia el Este, por esta vega en demanda de El Puerto y La Arquera.
Al fondo asoma la Peña Avis.
Nosotros giramos a derechas trazando un torno hacia el Sur y continuando en ascenso, cuando el barrizal empieza a ganar magnitud; en época de lluvias esto tiene que ser infame, encima es un tramo un poco largo.
Ya por pista hormigonada salimos a lo alto del cordalín donde se encuentra Cotomonteros y nos vamos despidiendo de Peña Constanciu.
Y ya por la lomera, recorriendo pista asfaltada junto a las casas del Mogote, descendemos a Cotomonteros, donde nos encontramos con una fuente-abrevadero que nos viene de perlas para quitar un poco de barro.
Todavía aprovecharemos para tomar un tentempié en los buenos bancos de la plaza, en cuyas inmediaciones tenemos el coche.
Ponemos así punto y final a un prestoso paseo con el que hemos ocupado una mañana.
Os dejamos el perfil de elevación.
¡Perguapo!: descripción, semeyes, too...¡Norabona!
ResponderEliminarMuches gracies Arturo!! Un paseucu muy apañau; y con tema históricu y to
EliminarOye que gracias a vosotros conozco antiguas localizaciones de fortificaciones de las que nunca había oido, eso si para llegar a ellas tela...
ResponderEliminarPor cierto Barguero me traen unos recuerdos de pequeño enormes. Ahí pasamos de niños algún fin de semana Alex y yo en una casuca.
Sí, hay muchas por ahí, y a esta se llega más o menos bien, que hay alguna...
EliminarFíjate, justo enfrente en Siones hay otra, y en Valdolayes también.
No sabía lo del Bargueru; pues se ve alguna casuca bien curiosa.
Precioso reportaje que os habéis currado, fotos impresionantes, un montón de datos interesantes, de todo!. Hace poco que conozco esta zona y me encanta. Intenté hacer la ruta con mis perros hace un año pero fue imposible por las cotoyas,el barro, árboles tirados.. Una pena que esté tan mal conservada. Tengo mucha curiosidad de subir al pico Constanciu así que lo volveré a intentar. Sobre los buitres, lástima que no hayáis visto más porque yo he llegado a ver grupos grandes por ahí, impresiona ver estos animales tan espectaculares a dos pasos de Oviedo. Lo dicho, enhorabuena y gracias por el trabajo
ResponderEliminarAnte todo muchas gracias!! La ruta, efectivamente, tiene zonas tomadas que en verano pueden ser impracticables. La cumbre de Peña Constanciu no es que sea muy bonita, aunque sí tiene buenas vistas. Nosotros la ascendimos más que nada porque queríamos conocer los restos casi inidentificables del castro que hay allí. Si subes, ten en cuenta que es malo de andar y, además, abundan las cabras guardadas por un buen grupo de mastines, pero bueno, manteniendo las distancias con ellos no debería haber problema; nosotros no lo tuvimos. La pena fue lo de los buitres, es que no vimos uno jeje.
EliminarUn saludo!!